

¿POR QUÉ NO LOGRO
ESTAR A GUSTO CON MI CUERPO?
Son muchas las personas que, cómo tú, no sienten que están a gusto con su cuerpo porque piensan que tienen unos kilos extra encima, que no están suficientemente tonificados o que hay alguna cosa que, en definitiva, hace que el cuerpo les suponga un límite.
Pero son muy pocas las que consiguen cambiar esa situación y, los que lo hacen, no logran mantener el cambio en el tiempo porque no saben cómo hacerlo, porque piensan que necesitan mucha fuerza de voluntad para conseguirlo o porque no saben cuál es el camino correcto para lograrlo con éxito.
Y, ¿por qué es tan difícil cambiar tus hábitos?
Somos seres sociales y queremos sentirnos aceptados por los demás (gustar) por puro instinto de supervivencia. Si me miro al espejo y lo que veo no me gusta, porque creo que no voy a gustar a nadie, eso va a generarme estrés y frustración. Ese estrés muchas veces se paga con la comida, con lo que la espiral negativa se vuelve infinita.
Cuando abres cualquier red social, todo son cuerpos «perfectos», super tonificados y sin un gramo de grasa de personas supuestamente felices y exitosas y esto, sumado a nuestro instinto de ser aceptados, hace que las expectativas que tenemos del cuerpo que deberíamos habitar para ser felices y vivir en paz sean muy altas.
Hace miles de años costaba mucho sobrevivir y el cuerpo se adaptó para que la especie pudiese procrear. Ahora que la sociedad ha avanzado tanto y que tenemos siempre comida en la nevera y no tenemos que movernos para casi nada (ni cazar, ni recolectar), es muy difícil perder peso porque el cuerpo sigue queriendo que no nos extingamos. El cuerpo funciona perfectamente con respecto a lo que ha vivido años atrás. Ahora cambia el entorno y, si no tiene lo que necesita, engorda, enferma y no funciona correctamente.
Multitud de empresas y «profesionales» de la salud han comprendido tu problema y, aprovechándose de tu desesperación, han creado miles de supuestas “soluciones” que te prometen perder peso rápido y sin esfuerzo (batidos, dietas, suplementos quemagrasas, etc.) que lo único que consiguen es que pierdas tu tiempo, tu dinero, tu salud y, lo más importante, la confianza en que eres capaz de lograrlo.
Todas las responsabilidades que has ido adquiriendo con el tiempo (trabajo, hijos, etc.) han hecho que tú quedes en un segundo lugar y te «abandones». Vivimos en una sociedad en la que somos “esclavos” de muchas cosas. Es muy complicado sacar la cabeza a la superficie a respirar y a pensar en uno mismo y el bienestar propio. Esas cosas no pagan las facturas y crian a nuestros hijos.
Todas las variables anteriores terminan haciendo que te sientas frustrado e incapaz de cambiar. Sin ganas de volver a intentarlo y creyendo que esa vida no es para ti, porque no tienes la voluntad suficiente.
¿Y QUÉ PASA SI DECIDO
NO HACER NADA?
Además de no estar a gusto con tu cuerpo, por la presión social que recibes y de la culpabilidad que sientes por no ser capaz de ser como crees que deberías ser, si no haces nada al respecto tienes que sumar a la ecuación los siguientes verdaderos problemas, a corto y largo plazo:
Si no incorporas un estilo de vida sano y activo a tu vida, tu cuerpo tenderá cada vez más a no poder ni querer moverse. Y cuando de verdad necesites esa energía para hacer cosas en tu día a día, tu cuerpo no responderá.
Cada año, después de cada Navidad y de cada verano, irás ganando peso a una media de 1-3kg extra cada vez. Dado que tu cuerpo ya «está hecho un desastre, ¿Qué más da? Voy a disfrutar de la vida y ya se ocupará mi yo del futuro de arreglarlo.» Esta mentalidad hará que acumules un peso que luego te será muy difícil de perder cuando por fin te decidas y afectará a tu salud física y mental.
En unos 10-20 años estarás dependiendo de pastillas para poder seguir vivo y no podrás hacer nada sin dolores o sin la ayuda de algún familiar o cuidador especializado. Todas esas enfermedades crónicas que damos por sentadas como algo que debe pasar cuando “te haces mayor”, son fácilmente evitables.
Para los cuáles, lo único que podrás hacer es tomar pastillas calmantes o antiinflamatorias o tener que ir cada semana al fisio para poder vivir sin molestias (con el coste extra que eso supone). Si tu cuerpo no se mueve bien, se atrofia y si se atrofia, los dolores son un resultado esperado.
Y no podrás disfrutar de las actividades de tu día a día con total libertad (jugar con tus hijos, dar un paseo, hacer una ruta por la montaña, etc.). Tu cuerpo necesita estar bien equilibrado para que esté fuerte, sano y, sobre todo, útil.
Si algo tengo claro, es que heredamos la genética y los hábitos de nuestros padres. Con la genética no podemos hacer nada, pero es nuestra responsabilidad generar un entorno sano, física y mentalmente para nuestros hijos. Ellos van a ser el futuro de esta sociedad.
¿ENTONCES, QUÉ CREES
QUE DEBO HACER?
Pues a pesar de lo que seguramente estás pensando, la solución es algo sencillo y pasa por observar tu situación actual (tus hábitos, tu horario de trabajo, tus obligaciones y tus gustos) e incorporar poco a poco a tu vida los hábitos de salud que necesita el cuerpo para estar en equilibrio, que son:.
Moverte más
Tu cuerpo necesita moverse. Más pasos al día = Más salud, menos peso. Simple. No necesitas correr una maratón, solo ir más andando a los sitios.
Entrenar 2-3 días por semana
Si quieres que tu cuerpo funcione mejor, esté más tonificado, con menos grasa y con mejor salud, debes entrenar y fortalecer tus músculos y articulaciones.
Aprender a comer
Si comprendes cómo estructurar tus platos y qué cosas debes priorizar en tu día a día, no necesitarás hacer dieta para mejorar tu salud y perder peso.
Aprender a gestionar el estrés
Casi más importante que todo lo demás, aprender a gestionar todo aquello que genera estrés en tu cuerpo será clave para poder vivir con libertad, salud y plenitud.
Y, ¿POR QUÉ DEBERÍA
CREERTE A TI?
En primer lugar, como te digo, seguramente hay más entrenadores y dietistas por ahí que vendan formas rápidas de llegar al lugar que quieres, pero yo soy el único que será honesto contigo:
«Conseguir lo que quieres requiere de al menos 3 meses y de cierta implicación por tu parte. Nadie puede entrenar ni comer por ti. No existen las fórmulas secretas para conseguirlo. Necesitas decisión, constancia y determinación. Las acciones correctas repetidas en el tiempo, con paciencia, te llevarán donde quieres. O quizás no donde quieres, pero si donde necesitas»
En segundo lugar, porque yo lo logré en mi caso (échale un vistazo a mi historia si te apetece saber más) y porque lo estoy logrando ya con muchas personas. No me creas a mí, créelas a ellas. Aquí te dejo sus valoraciones y, al final del todo, algunos de sus testimonios y unas fotos con ellas.
¿Y CÓMO PUEDO LOGRAR ESO
YO TAMBIÉN?
Si lo que has leído tiene sentido para ti, te ves reflejado/a en las personas que ya lo han conseguido antes que tú y tienes la decisión tomada, solo me queda contarte cómo vas a lograrlo. Háblame, te llamaré para explicártelo todo y resolveremos cualquier duda que tengas.
Ponte en forma sin sufrir
-
2-3 (el precio de 3 es mayor) sesiones de entreno de 75 min a la semana (en grupo)
-
Organización y creación de un plan de alimentación y de optimización de hábitos adaptado
-
Revisiones semanales-quincenales y reajuste del plan las veces que haga falta
-
Un taller y/o evento mensual en grupo (rutas, desayunos, etc.)







