Mejorar la funcionalidad es un reclamo muy común a día de hoy en gimnasios y centros de entrenamiento personal, pero, ¿realmente se está haciendo bien? Yo creo que no.
El entrenamiento funcional normalmente se vende empaquetado como un conjunto de ejercicios muy complejos o demasiado avanzados para la gente de a pie que comienza a entrenar, y esto es un grave error. Cada persona necesita unos ejercicios adaptados a su caso particular y a su proceso de evolución, como si se tratara de una dosis de cualquier medicamento.
Para tener una mejor funcionalidad, hay 3 grandes apartados, complementarios entre sí, que debes controlar para tener un cuerpo útil con el que hacer las acciones de tu vida diaria:
1. Mejorar las capacidades físicas básicas
2. Corregir desequilibrios y mejorar la postura
3. Cuidar la forma en la que ejecutamos los movimientos diarios (higiene postural)
1. Mejorar las capacidades físicas básicas

Nuestro cuerpo tiene de por sí, unas capacidades con las que nacemos, que vamos perdiendo a medida que pasan los años si no las hacemos servir ni las entrenamos. En cambio, si las usamos de la forma adecuada, van desarrollándose y haciendo que nuestro cuerpo tenga mayor libertad de movimientos.
Hay diferentes tipos de capacidades físicas básicas, todas ellas, se suman de manera conjunta permitiéndonos ser más útiles a nuestro entorno y facilitándonos disfrutar más de nuestra vida diaria. Son las siguientes:
- Fuerza y velocidad
- Flexibilidad
- Coordinación
- Equilibrio
- Agilidad
- Habilidad con manos y/o pies
- Resistencia cardiovascular
Encontrar un equilibrio entre todas ellas hará de tu cuerpo una herramienta perfecta con la que poder:
– Practicar cualquier deporte o actividad física con facilidad y disfrutar jugando y aprendiendo
– Realizar las actividades de tu vida diaria con menos esfuerzo
– Vivir sin limitaciones y con independencia (sobre todo es útil en edades avanzadas)
Entrenar centrándote únicamente en alguna de estas capacidades será mejor que nada, pero aumentará la probabilidad de generar desequilibrios en tu cuerpo.
2. Correguir desequilibrios y mejorar la postura

No existe una postura corporal perfecta pero sí que existen ciertos desequilibrios musculares que te limitarán en tu día a día y que, seguramente, terminarán ocasionándote dolor y molestias crónicas, así como un mayor riesgo de lesionarte realizando cualquier movimiento.
Todos los sistemas de nuestro cuerpo, tanto musculares como articulares, están unidos y trabajan en equipo. Si uno de los componentes del equipo no se esfuerza, los demás se sobre esforzarán de tanto compensar esa falta de trabajo, y se lesionarán.
Esto puede suceder por varias razones:
- Exceso de rigidez o acortamiento de ciertos músculos
- Falta de fuerza o inhibición de ciertos músculos
- Movimientos repetitivos realizados de forma incorrecta que sobrecargan nuestros músculos y articulaciones y que cronifican el dolor (siguiente punto)
- Emociones que no comprendemos.
No hay nada más liberador y bonito (me encanta ver un cuerpo funcionando de forma óptima, como si de un reloj suizo se tratase) que tener un cuerpo que funciona correctamente y que no nos duele continuamente.
Si ser más capaz te daba poder en tu día a día, tener un cuerpo equilibrado y sin dolor aún te impulsará más y te facilitará aún más si cabe la vida.
3. Cuidar la forma en la que ejecutamos los movimientos diarios (higiene postural)

Aunque nuestro cuerpo funcionase ya de forma correcta después de trabajar los dos puntos anteriores, si lo seguimos usando de manera inconsciente y lo forzamos a estar en posturas antinaturales, también va a resentirse, lesionarse y tener dolor.
Es importante que en tu día a día observes y comprendas qué posturas o acciones estás realizando de forma incorrecta y/o repetitiva para evitarlas. Si no lo haces, estas serán las que terminen ocasionándote problemas.
Además, debes comprender también, que tu cuerpo no está hecho para estar sentado ni tumbado todo el día. Si esto ocurre, alguna molestia terminará apareciendo.
Por último, y no menos importante, debes cuidar la técnica de los ejercicios que realizas. Esto es prioritario, ya que supuestamente ejercitarte mejorará tu vida, pero ejercitarte mal, la empeorará. No hay peor cosa que hacer algo pensando que te hará bien, esforzarte e invertir tu tiempo en ello, y que en realidad te esté haciendo más mal del que tendrías sin hacer nada.
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